viernes, 21 de marzo de 2014

Cementerios/tras las rejas

Foto: Wendy Pérez

Tras las Rejas

Vives tu vida temiendo, corriendo, escondiéndote, asegurando tus puertas, asegurando tu vida, asegurando tu casa, con llaves y candados para hacer tu vida más segura. Al final de tu día caes a cuenta que lo único que haces es vivir en tu propia cárcel, una cárcel que tu construiste por temor a los demás sin saber que al llegar al cementerio y tu cuerpo no sienta más, tus piernas dejen de moverse para correr a la libertad terminarás en una cárcel mas temiendo una vez más de los vivos y no de los muertos.



Foto: Wendy Pérez
La mejor fotografía para describir el documental, con 5 candados todos con cadena que resguardan una imagen de Cristo Crucificado librandolo de los vivos.

Foto: Wendy Pérez

Foto: Laura Gonzalez

Foto: Laura Gonzalez

Foto: Wendy Pérez
Foto: Wendy Pérez

Foto: Wendy Pérez

Foto: Wendy Pérez


¡¡QUE DIOS NOS LIBRE!!

Recorriendo las calles y avenidas del muy tranquilo y pasivo cementerio San Lázaro en La Antigua Guatemala, se puede sentir la tranquilidad y silencio, pero no el silencio incómodo si no un silencio de paz y  tranquilidad, viendo así nichos con grandes cruces muy decoradas, adornados hasta por los balcones de flores, mientras otros que las hojas y rosas secas que han perdido sus pétalos son la señal que algún día ese difunto tubo quien lo visitara….

Foto: Laura Gonzalez

Foto: Wendy Pérez

Foto: Laura Gonzalez
Foto: Wendy Pérez


Foto: Laura Gonzalez

Foto: Laura Gonzalez


LOS  SOLITARIOS


El recorrido nos pareció muy solitario pero dos testigos silenciosos nos mostraron lo desolado que puede ser uno de ellos, un pequeño arbolito de flores amarillas sin una sola hoja, con palo seco y alargado como un chirivisco, en medio de la nada a sus pies sus únicos vecinos las tumbas a su alrededor, el pequeño árbol pareció ser el alumno de aquel inmenso árbol que igual de seco sin ni una sola hoja solo unas pequeñas flores rojas que le adornaban colgando de alguna manera. Sin embargo ninguno de los dos se veía marchito, estaban ahí de pié vigilantes ofreciendo sus flores a aquellos que no han de ser visitados, en silencio envejeciendo, observando los solitarios.
Foto: Laura Gonzalez